Clara, luz y flores: un encuentro
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo.
El pasado viernes se organizó un encuentro con Clara Luz Flores en una casa en San Pedro Garza García, donde nadie es morenista, a la que asistieron empresarios, amas de casa, profesionales, jóvenes estudiantes e intelectuales.
Detona fue el único medio independiente y autónomo invitado porque, como dice Plácido Garza sobre el periódico digital: “La única línea es que no hay línea” y nos gustan las cosas como son: crudas.
Antes de escuchar a Clara Luz, un pariente que simpatiza con Morena, a quien considero muy inteligente y a quien aprecio mucho, me advirtió frente a Plácido sobre escribir visceralmente.
Mi respuesta: “El pecado capital de un autor es la autocensura. Hay que escribir desde las entrañas o mejor dedícate a otra cosa”, le dije. Mi razonamiento: “Una vida bien vivida es aquella que se aborda con pasión”, así procuro hacerlo yo, esto incluye mis escritos.
Si en algún momento fui complaciente por mecanismo de defensa, ahora que tengo 51 años, no. Encuentro la autenticidad, la honestidad y la libertad (en todas sus vertientes) valores supremos en mi vida.
Si antes me callaba porque me veía “más bonita”, por no tener problemas, en la actualidad no lo hago -le guste o disguste a quien sea-.
Mi columna, Políticamente incorrecta, como mi novela, tampoco tiene línea. Aclaro que es de opinión, no de información.
La palabra es mi talento, mi superpoder y la ejerzo con responsabilidad al tener la confianza y el privilegio de este espacio que Plácido Garza me ha brindado con amabilidad y libertad de expresión.
Conozco a Clara Luz desde hace años, pero nunca íntimamente como esa tarde. Quienes me leen conocen mi voz: es racional, directa, contundente, fundamentada, filosa, sin disculpas ni consideraciones -es incondicional e imparcial, la más políticamente incorrecta-, causa que abandero con mucho orgullo.
Se podrán imaginar la escena al haberme pasado el micrófono: ¡nada fácil! Mi manera y estilo —cero acomplejados— son complementados por la crítica constructiva, nunca por la satisfacción inservible del ego o con el afán de ofender.
No anden inventando, ni suponiendo nada. Mejor lo digo yo: mi intención honesta es invitar a la gente a pensar, a cuestionarse para desarrollar, edificar, aportar; esto lo escribí desde mi primer artículo en Detona.
Encuentro que la libertad de expresión es la forma más eficaz de avanzar. Para ello, hago lo que sentencia el característico epígrafe personal que acompaña cada uno de mis artículos:
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo.
Lo anterior es solo una aclaración. Este artículo no es sobre mí, es sobre Clara Luz: con habilidad, inteligencia (tanto intelectual como emocional) y capacidad se mostró tal cual: clara, firme, con convicción, valentía, aptitud de servicio -su luz propia.
Los comentarios, las preguntas que se elaboraron, fueron superdifíciles, más los míos, pues de nada le sirven las adulaciones ni los halagos.
Creo con firmeza que los problemas no deben de maquillarse, sino encararse. Soy testigo de que Clara Luz sorteó las críticas con destreza, apertura, franqueza, bondad y honestidad; sus respuestas las fundamentó con pleno conocimiento, humildad, sensibilidad, razonamiento, equilibrio y dirección.
Que todo mundo quien me lea lo sepa: yo, sin ser morenista, voté por ella. La razón: mi confianza reside en la integridad de la persona, no en el partido.
Después del via crusis que hemos vivido estos tres años de gobierno, no me arrepiento en lo absoluto: Clara Luz Flores hubiese sido mejor dirigente que el actual adefesio a quien nadie quiere y quien ha traicionado la confianza de los neoloneses.
García Sepúlveda pasó la gran oportunidad de haber hecho el bien y de trascender en la historia como un gran estadista. Los lamentables sucesos innegables nos han hecho ver en retrospectiva el padecimiento que sufrimos actualmente, es la verdad de las cosas.
Se los digo como flecha: your bad and you’re bad!
Dedico esta crítica a quienes votaron en contra de Clara Luz. Por su culpa ignorante, ahora todos estamos pagando las consecuencias de un voto estúpido, irracional, característico del comportamiento de manada; fue un voto de popularidad no de capacidad, tal como sucedió con “el Bronco”, quien ganó al candidato honesto que sí le hubiese hecho un bien a Nuevo León: Fernando Elizondo Barragán.
Nadie somos perfectos, todos aprendemos en esta aventura llamada vida, pero las regazones en México son legendarias. Es mi percepción que, además de la ventaja hipnotizante e idiotizante tik tokera de Samuel, en el pasado, Clara Luz no ha sido bien aconsejada o le han proporcionado información maquillada.
Es ley que, una empresa o persona que quiere competir y, sobre todo, contender a un puesto público, debe de conocer a fondo a los contrincantes, la oposición, su historia, filosofía, intenciones, programas y estrategias.
Esto es lo que con precisión le hicimos saber los asistentes a Clara Luz esa tarde. Una persona inteligente, con capacidad como ella, escuchó con paciencia, atención y actuó con certeza -califica sobresalientemente ante mis ojos.
Lo que los ciudadanos deseamos es un clásico, nunca ha cambiado: queremos que los políticos, empleados elegidos por los ciudadanos, hagan su trabajo con claridad, honestidad, esfuerzo, dedicación; queremos datos duros, no falacias; queremos que sirvan al pueblo, que lo defiendan a toda costa de la corrupción, inseguridad, maldad, de la destrucción; queremos que brinden las condiciones necesarias para la oportunidad, el desarrollo, el mejoramiento, la dignidad y eleven la calidad de vida para todos.
A Clara Luz le va a servir rodearse de gente buena, confiable, sincera a su alrededor, pues no puede ayudar en solitario porque somos una sociedad conformada por muchos y cada uno tiene que hacer su parte lo mejor que pueda, con pasión: este proyecto estatal es comunitario, cada uno debemos de aportar para, no solo sobrevivir, sino progresar, especialmente bajo las deplorables circunstancias actuales en las que nos encontramos.
La carrera e historia de Clara Luz son impresionantes, es abogada quien posee un doctorado en administración pública. Mujer de familia, de trabajo y esfuerzo, ha sido diputada local del Congreso del estado de Nuevo León y presidente municipal de General Escobedo en
tres periodos; la gente la aprecia, posee una verdadera vocación de servicio que ha sobrevivido atentados contra su vida y toda la pocilga que es la nefasta política mexicana.
Odio los partidos sin excepción, sus intereses egoístas: ¡todos son una gorrinera! Todavía me quedo sorprendida cómo hay gente tan valiente como ella en un ambiente tan marrano. Debe de ser el llamado de su alma porque es una verdadera perla brillante entre los cochinos. Quien la
conoce a profundidad concuerda.
Ojalá hubiera más gente bondadosa y capaz que mejorara nuestro curso en ese ambiente asqueroso, cancerígeno, el mortal hoyo negro de la sociedad.