Drama, tragedia, show, morbo

"Vaquero del mediodía". Diego Enrique Osorno y NETFLIX.

(Este es mi primer artículo para DETONA; por aquí nos estaremos leyendo...)

Crear productos Netflix o para  cualquier sello comercial, si se trata de recuperar algo de lana, implica algunas palabras clave: drama, tragedia, show, morbo.

El tono de un documental como "Vaquero del Mediodía", estrenado en noviembre pasado, entra a la perfección en estos términos.

No tiene por qué ser de otra manera, puesto que se trata de un producto que requiere de su venta para legitimarse en un mercado de por sí complejo.

Contrario a lo que otros han visto, en el pantallazo de la peli yo veo al vagabundo y la vida bohemia, pero muy poco al poeta.

Desde “nadar sabe mi llama el agua fría” de Quevedo, que en los promos parece de Samuel, lo que sigue es una cantina móvil y un desfile de teporochos. 

EL LADO MALDITO DEL POETA...

...Su porte de Rimbaud mexicano, sus buenos versos, opacados en la pantalla grande.

Existieron varios samueles. No todos se ven reflejados en la peli. Más bien parecen desdibujados por la insistencia en meterlo al costal de los desaparecidos por la violencia en México.

Samuel poeta. El mejor de su generación, aplastado por sí mismo. Autor de dos poemas fabulosos: “Nocturno de la Calzada Madero” y “Arcano cero.” Incluso de un libro: "Tequila con calavera".

Samuel vividor. Como tal bateaba, chantajeaba y mentía. Sus víctimas fuimos sus amigos y las chicas a las que conquistaba su verbo encantador y flamígero. Los dueños de hoteles, bares y su familia.

Samuel carro. Agarraba de su puerquito a quien le viniera en gana, menos a los dueños de los bolsillos que podían socorrerle.

Samuel el memorioso. Un tipo de una memoria fabulosa capaz de aprenderse versos de Quevedo, Góngora y Paz y recitarlos de memoria. Lo mismo que sus propios poemas.

HAY MÁS

El presumido, el mamón, el galán, el tierno, el fingidor, el autor de versos de ocasión, el chupe, el aventurero, el verdugo de sí mismo y el doblegado al final de sus días.

Del documental me quedo con algunos testimonios: el de su hermano y los de Gabriel Contreras y Francisco Serrano, en ese orden.

Insisto en que vi al vagabundo, incluso a algunas de sus damas, pero no al poeta. También veo un afán, entre protagónico y amarillista por meter al poeta en el costal de los desaparecidos a causa de la violencia en México.

Por cierto, lo correcto, siguiendo la pista al soneto de Quevedo “Amor constante mas allá de la muerte” es “Nadar sabe mi llama la agua fría/ y perder el respeto a ley severa.” Sin duda versos que le hacen justicia al primer poeta Samuel.

Vaquero del mediodía: Un éxito de buena fe (comercial). Un paso adelante para Diego Osorno como documentalista, pero los huecos de la peli en vez de hacerle justicia al poeta lo ponen en un trono. Mitificar, es la palabra.

Margarito Cuéllar

Ganador de galardones de poesía en México, Ecuador, Francia, España y China. El más reciente fue la edición 2020 del Premio Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez en Huelva, España. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte en el área de letras.  Maestro en Artes por la UANL. Ha publicado crónicas, entrevistas y artículos para medios locales y nacionales. Autor de una veintena de libros de poesía. Maestro universitario, promotor cultural y editor. Autor del libro de cuentos Los riesgos del placer y compilador de la obra José Alvarado (Cal y Arena/ UANL, 2018).