El Estante, Vol. 156

DETONAMOS las mejores recomendaciones literarias de la semana: La canción del verdugo de Norman Mailer, Niños en el tiempo de Ian McEwan, El testigo de Juan Villoro y El ojo de Vladimir Nabokov.

La canción del verdugo de Norman Mailer

Un true crime literario en la estela de A sangre fría, Premio Pulitzer de ficción 1980. Uno de sus libros más intensos y una de sus obras maestras.

La canción del verdugo, obra galardonada con el Premio Pulitzer, cuenta la historia de Gary Gilmore, el hombre que saltó a los titulares de la prensa con motivos de su ajusticiamiento, en la Penitenciaría Estatal de Utah. Porque, aunque hubiese podido prestarse al largo forcejeo de las apelaciones y demás subterfugios legales para aplazar su ejecución, Gilmore prefirió ahorrarse la angustiosa espera en el corredor de la muerte.

Niños en el tiempo de Ian McEwan

La desaparición de una hija quiebra un matrimonio y abre una reflexión sobre las infancias de sus padres y el paso del tiempo.

Stephen Lewis, un joven y renombrado autor de libros infantiles, vive en Londres con su mujer Julie y su hija Kate, de tres años, y participa con un escepticismo a la vez resignado y divertido en las reuniones de una comisión gubernamental sobre la educación de los niños.

Los Lewis parecen componer la típica familia feliz, pero un día Stephen va al supermercado con la niña, que desaparece de improviso: ése es el dramático punto de partida de esta extraordinaria novela.

El testigo de Juan Villoro

Julio Valdivieso, intelectual mexicano emigrado a Europa, vuelve a su país después de una larga ausencia.

El PRI ha perdido al fin las elecciones y se inicia un peculiar período de transición.

Julio vuelve a ese tiempo extraño de los regresos, donde se reencuentra con lo que pudo ser.

En ese retorno extático y terrible se enfrenta a las claves de un amor perdido, la leyenda viva del poeta Ramón López Velarde, un episodio de la guerra cristera que depende de su propio nombre.

En un singular rito de paso, regresa a una Ítaca azotada por el crimen organizado, la política entendida como conspiración, un México donde las cuentas mal saldadas de la Revolución regresan con aire de tragicomedia y la épica se vuelve telenovela.

El ojo de Vladimir Nabokov

Una extraña historia situada en el ambiente típico de las primeras novelas de Nabokov, el universo cerrado de la emigración rusa en la Alemania prehitleriana.

En medio de esta burguesía ilustrada y expatriada, Smurov, el protagonista de la historia y suicida frustrado es unas veces espía bolchevique y otro héroe de la guerra civil; enamorado sin fortuna un día y homosexual al día siguiente.

De modo que, sobre una base de novela de misterio (en la que sobresalen dos escenas memorables, excelsamente nabokovianas: la del librero Weinstock invocando a los espíritus de Mahoma, César, Pushkin y Lenin, y el desgarrador y sospechoso relato de Smurov acerca de su huida de Rusia), Nabokov constituye una narración que va mucho más lejos, porque el enigma a desvelar es el de una identidad capaz de mudar de color con la misma frecuencia que un camaleón.

Gerson Gómez

Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop y Prêt-à-porter: crónicas a la medida.