El extraño enemigo
Con una combinación de fantasía y realidad, la serie “Un extraño enemigo” me transportó al pasado cuando era una adolescente.
Entre otras cosas, llegaron a mi mente las constantes conversaciones de papá en la sobremesa sobre el nefasto y antiempresarial gobierno de Luis Echeverria, la terrible liga comunista 23 de septiembre que tenía una peligrosa célula en Guadalajara, y aquella extrema devaluación que dejó al peso sin fuerza.
Pero no todos los recuerdos fueron negativos, en medio de los trágicos y violentos días de la década de los 70s que vivió el país, recordé también a aquellos valientes y ejemplares empresarios que tenía Nuevo León, hombres (y no pedazos) que tenían tatuado el amor a la Patria ¡a México! en el corazón.
Las escenas del secuestro y asesinato de don Eugenio Garza Sada en Monterrey, y de Fernando Aranguren en Guadalajara, fueron sin duda el más claro de los ejemplos de la aguerrida oposición empresarial que existía en esas épocas.
De ese frente común formado por industriales, sobre todo de Nuevo León, Jalisco y del entonces Distrito Federal, dispuestos a impedir (incluso con su vida) el avance de la ideología comunista del Presidente Echevarría.
Al terminar la segunda temporada de la serie eché un vistazo a la realidad: el gobierno de Echeverria ha regresado corregido y aumentado, pensé.
México en manos de otro presidente que intenta imponernos el comunismo…
...pero a diferencia de aquel entonces, buena parte de nuestra cúpula empresarial ya no está entregada a buscar lo mejor para el país y mucho menos tiene el amor a México tatuado en la piel. Los actuales afamados industriales, en su mayoría, están entregados al gobierno en turno y a sus intereses particulares.
Fue desagradable y lamentable leer en la prensa sobre la segunda visita a Monterrey de Claudia Sheinbaum, aspirante morenista a la presidencia, y de nuevo enterarnos que esta señora que representa una continuidad de la ideología comunista y resentida de AMLO (diametralmente opuesta a los valores e ideosincracia de la inmensa mayoría de los regiomontanos) volvió a ser recibida en reunión privada de empresarios y posteriormente se le organizó una comida encabezada por el presidente de la Cámara de la Industria de Transformación Nuevo León (Caintra).
Dice el Abogado del Pueblo en su columna de El Norte, que al final eso sólo representa “un puñado de votos”, y tiene razón… Pero hay algo más: la visita de Sheinbaum a empresarios regiomontanos envía un mensaje de percepción; y no hay que olvidar que al menos en el municipio de San Pedro Garza García, sus habitantes solemos dejarnos llevar más por la “percepción” que por el “discernimiento”.
Basta enterarnos o ver la imagen de industriales famosos apoyando a cierto candidato para que los votos a este le lleguen en cascada.
Uno de los ejemplos a la mano fue el triunfo de El Bronco… y no le sigo.
En fin. Es muy fácil descubrir que si la candidata preferida de AMLO, la señora Sheinbaum insiste en placearse por Monterrey, no es por sus ganas de comer cabrito sino porque ella sabe bien que si hay un estado opositor a Morena y a su “4ta transformación”, ¡ese es Nuevo León!; y que la única forma de ganar adeptos a su causa es visitándonos con frecuencia para enviar precisamente mensajes mediáticos de percepción de “que ella es la candidata de los empresarios”, a la ciudadanía más reacia, al estado de la República más contrario a su muy probable candidatura presidencial.
No hay más. Como decía el escritor norteamericano de novelas de terror Stephen King: “El hombre más peligroso del mundo es un líder cobarde”.
Por eso pregunto:
¿Quién será el verdadero “extraño enemigo” actual del país en el México del siglo 21?
¿AMLO y su grupo de morenistas radicales? ¿o los encumbrados empresarios que en lugar de hacer un aguerrido frente opositor de norte a sur, al actual presidente y sus aspirantes presidenciales, han elegido la vía fácil, la vía cómoda, la de la alianza, los acuerdos, los beneficios particulares?
Usted tiene la respuesta.