Habebimus papam
Ahora que murió Francisco regresan las discusiones de profecías, los análisis acerca de posibles sucesores, muchos comentarios sobre los rituales y sobre la Iglesia misma.
Creo que la elección del nuevo papa es realmente importante.
Le explico por qué.
En 20 siglos ha tenido buenas y malas épocas.
El papado logró un gran éxito al asociarse con Carlomagno y coronarlo en el 800.
Un siglo después, la institución quedó en manos del conde de Tusculum, y por 150 años, los papas eran parte de la familia de Teofilacto, que así se llamó el conde original. Hubo de todo en ese tiempo: amantes, hijos que se convertían en papas, asesinatos, que terminaron a mediados del siglo XI con el último papa de esa familia, Benedicto IX, que ocupó la sede en tres ocasiones distintas, y al final acabó excomulgado.
Vino entonces un buen tiempo, en el que destaca Gregorio VII (Hildebrando), quien impulsó una reforma que incluyó la manera en que se llevaba el calendario en Europa y se enfrentó al Sacro Imperio con algo de éxito.
Las cosas se volvieron a descomponer, especialmente en el siglo XIV, cuando el papado fue trasladado a Francia (Avignon) y hubo años sin papa, años con dos papas, e incluso un momento en que tres papas se disputaban la sede.
El papa no es sólo la cabeza de la Iglesia católica es también un jefe de Estado.
Es un monarca de los que ya no hay, que no llega al poder como parte de una dinastía (como los reyes que quedan en Europa), sino mediante una elección.
Ésta ocurre en un grupo pequeño de personas, los cardenales, que eligen de entre ellos a quien debe tomar ese doble papel.
Más allá del tema religioso, la posición del papa, especialmente frente a países cristianos (no sólo católicos), es de gran importancia.
Por eso creo que hay que reconocer el éxito que tiene ese método de elección en los últimos siglos.
- Los cardenales eligen papas que no son extraños a lo que ocurre en el mundo (cristiano).
- Pío VI fue papa desde 1775, así que le tocó la Revolución Francesa, a la que condenó, y murió siendo prisionero de los franceses.
- Algo parecido, pero no tan extremo, le ocurrió a su sucesor, Pío VII, de forma que, igual que ocurrió con toda Europa a partir de 1815, los siguientes papas fueron muy conservadores.
- El más notorio entre ellos fue Pío IX, a quien se le deben los dogmas de la infalibilidad papal y la Inmaculada Concepción.
- Tuvo además el papado más largo (más de 31 años), y era férreo enemigo del liberalismo.
Su sucesor fue León XIII, el creador de la doctrina social cristiana, un esfuerzo de equilibrio frente a la transformación que vivía el mundo en sus tiempos (1879-1903).
Le siguió otro conservador, Pío X, que murió poco antes del inicio de la I Guerra, en la que fue papa Benedicto XV, más flexible.
El regreso al conservadurismo le tocó a Pío XI, que murió poco antes de la II Guerra.
Pero eran tiempos antiliberales, de forma que el siguiente fue Pío XII, también conservador, y por ello débil frente a los dictadores.
Juan XXIII es recordado como un papa transformador, en una época (1958-1963) de revoluciones, mientras Paulo VI (1963-1978), moderadamente conservador, encabeza la Iglesia cuando Europa se mueve a la derecha. Juan Pablo II (1978-2005), es el papa que vive la época que ahora llaman “neoliberalismo”, y junto con Reagan y Thatcher, lidera la transformación global que dio fin a la Guerra Fría.
Después del experimento de Benedicto XVI, que buscó devolver la Iglesia a la tradición, llegó Francisco, el papa del populismo.