Herencia Siniestra - Amelia’s Children / Portugal, 2023
Herencia Siniestra muestra a Ed (Carloto Cotta), separado de bebé de su familia en Portugal y ya de adulto, reunido con madre y hermano gemelo, se da cuenta de que a lo mejor hay algo maléfico, ya de siglos, presente en el linaje de la familia.
La receta de cocina, siempre presente en este tipo de filmes, es que de entrada hay una presentación extraña para dar paso a algo de normalidad, pero se sabe que hay algo y que muchas cosas pueden suceder.
Sobre todo, cuando se tiene a la madre más extraña del universo, ya de vieja, moviendo los hilos de mucha gente.
Está la novia (Brigette Lundy-Paine), involucrada, y que por una serie de eventos, se percata de lo que sucede y obvio, pasamos al segmento de la película que es sobrevivir o morir.
Lo malo es que Herencia Siniestra plantea una idea básica que nunca se mueve a ningún lado.
Sí, hay algo siniestro en la gigantesca mansión y la ambientación y montaje del director Gabriel Abrantes que mueve a sus personajes dramáticos como piezas dentro de un oscuro castillo gótico y ofrece la intención que muchas cosas sucederán... No pues no, no pasa eso.
La trama se queda estática a pesar de hablar de una poderosa bruja que, durante siglos, ha ejercido su nefasta fuerza oscura para lograr un cometido… y eso es todo, nunca vemos el poder de la susodicha bruja por encima de poner los ojos en blanco y que está atascada de millones de euros.
Mucho recae en lo limitado de los personajes que hacen presencia en la trama, y la idea de que es una película de terror se va esfumando conforme transcurre el tiempo; la mera verdad, no pasa nada por el estilo… no hay sustos.
Lo que sí hay es un intento al estilo de España de establecer una línea auténtica, original y nueva en el género del terror.
España lo hizo y lo estableció con Rec (2007), pero de ahí en adelante ha habido cada producción muy estilosa pero muy fuera de lugar como Venus (dirigida por Balagueró, el mismo de la franqucia de Rec) o La Abuela (2021).
Herencia Siniestra se queda en la delgada línea de ofrecer mucho, pero luego entrega nada.