Huracán OTIS: otro gobierno fallido

Rogelio Ríos DETONA: El gobierno de AMLO cayó en el mismo error proverbial de los gobiernos nacionales anteriores: la falta de previsión ante desastres naturales.

Se sabía, por lo menos con 24 horas de anticipación en el Centro Nacional de Huracanes de Miami, que la tormenta tropical Otis se convertiría en huracán posiblemente de categoría 4 y su trayectoria impactaría directamente a Acapulco, Guerrero, con una población de casi un millón de habitantes. 

Lo sorprendente de Otis, en todo caso, fue la rapidez con que subió a la categoría 5, pocas horas antes de su impacto en tierra en la madrugada del miércoles 25 de octubre.  

Judson Jones, meteoróloga y periodista del New York Times para desastres naturales y cambio climático, enfatizó en un podcast (The Daily, 27/10/2023) que a los propios meteorólogos sorprendió el veloz cambio de Otis a categoría 5 y lo relacionó con las altas temperaturas en el agua del Océano Pacífico en esa zona. 

Añadió ella que los huracanes con fuerza extraordinaria y altísima capacidad destructiva como la de Otis, serán en adelante “la huella digital del cambio climático”. 

Esas advertencias de científicos sobre eventos meteorológicos extremos asociados al cambio climático las he escuchado en los últimos años en los medios de comunicación. 

México participa puntualmente en las conferencias COP de las Naciones Unidas (Conferencia de Partes sobre Cambio Climático) enfocadas al reconocimiento de la gravedad del problema y a la elaboración de estrategias públicas para prevenir sus efectos catastróficos.  

Se sabía todo esto, reitero, en México, pero el gobierno de López Obrador y los funcionarios de su “Cuarta Transformación”, cayeron en el mismo error proverbial de los gobiernos nacionales anteriores:

La falta de previsión ante desastres naturales.

En el fondo, yo considero que el problema reside en que López Obrador no ha interiorizado realmente lo que significa el cambio climático.  

No mide el presidente la importancia de una modificación de mentalidad de los gobernantes, tanto hacia su aceptación plena como en relación a los sacrificios que implica sumarse a la titánica tarea de disminuir la huella de carbono de México. 

La falta de interés presidencial en el tema del cambio climático se permea al resto de su gobierno: no basta decir que México participa en la lucha contra los efectos del cambio climático y, por otra parte, no incorporarlo a la mentalidad y las estrategias del gobierno de López Obrador. No basta hablar y no hacer. 

El costo para el gobierno mexicano está a la vista: al menos 27 muertos, cuatro desaparecidos y daños materiales que podrían alcanzar la cifra de al menos 15 mil millones de dólares (unos 270 mil millones de pesos), según la firma especialista en rastreo y modelos de huracanes Enki Research (enkios.org) en declaraciones a Reuters. 

En las notas sobre Otis y su devastación en Acapulco, tanto en New York Times como en Reuters, se menciona que López Obrador quedó varado (junto con el Secretario de la Defensa Nacional) cuando el vehículo militar que lo transportaba a la zona de desastre en Acapulco se atascó en el lodo. Tal como lo leen, amigos, no es broma. 

Esa escena ya dio la vuelta al mundo. No pasaría de ser una nota de color si no fuera porque ese evento puso en evidencia la impulsividad y falta de previsión en la toma de decisiones de López Obrador. 

Es más, no hay evidencia de fotografía y video de López Obrador en Acapulco, no se sabe si llegó al puerto o se regresó, afirma el periodista Raymundo Riva Palacio (lo cual yo comprobé en consulta virtual a los diarios locales El Sur y El Heraldo de Acapulco, aunque en nota de Presidencia del 26 de octubre hablan de “la supervisión que realizó ayer directamente en Acapulco” y “durante el recorrido por la zona del primer mandatario”, sin mostrar imagen o video en soporte), quien agrega otro punto de mayor gravedad: 

“Enfiló hacia Acapulco en una acción impulsiva pero desorganizada... en los hechos dejó al país sin presidente, porque en lugar de ocuparse del control y la coordinación de las tareas de emergencia en Guerrero, viajó al corazón de la emergencia y se quedó incomunicado. ¿Quién tomó las decisiones fundamentales en ese tiempo?”. 

Por mi parte, agrego, nadie en su entorno le rebatió al presidente que su viaje por carretera era demasiado arriesgado para él, ni lo disuadió de hacerlo.  

Al acompañarlo en el vehículo atascado en el lodo, el Secretario de la Defensa puso en grave riesgo físico (por un eventual deslave o hundimiento del suelo) al presidente que supuestamente debe proteger. 

Es mejor seguirle el juego al presidente y no contrariarlo, supongo que pensarán sus funcionarios.

Mientras esta opereta bufa se montaba en la carretera, la gente en Acapulco seguía desamparada, pero la nota era el atasco presidencial, no los damnificados.  

Lo dicho, este gobierno nacional falló en lo mismo que tantos gobiernos anteriores: la falta de previsión y la toma irracional de decisiones. 

Concluyo con las palabras de Vidulfo Rosales Sierra, abogado activista guerrerense y columnista de El Sur de Acapulco (www.suracapulco.mx 27/10/2023): 

“Guerrero es el vivo ejemplo que somos una sociedad castigada por las tormentas naturales y sociales. La intersección de naturaleza brava, sociedad inicua y gobierno frívolo hacen de nuestra entidad un pueblo de damnificados crónicos y ciudadanos a la intemperie con sus vidas en vilo”. 
Rogelio Ríos Herrán

Egresado de la Licenciatura en Relaciones Internacionales por El Colegio de México (1981)  y desde 1994 se ligó a los medios de comunicación como comentarista y productor en Radio Nuevo León y la televisión pública y colaborador y columnista en periódicos en Nuevo León y Arizona y Georgia, en Estados Unidos. Durante más de 18 años se desempeñó como editor de opinión en el periódico El Norte (Grupo Reforma), en donde además durante 15 años fue un editorialista regular con análisis sobre coyuntura de política internacional, Estados Unidos y asuntos mexicanos. Desde 2019 y hasta 2021 colaboró en Grupo Visión de Atlanta, Georgia, y condujo el programa radial Un Café Con Atlanta.