La envidia

Alberto Halabe Bucay DETONA: “Quien no es envidiado no es digno de serlo” -Esquilo de Eleusis.

De todos los sentimientos existentes, la envidia es el sentimiento humano que más puede llegar a ser bifásico en cuanto a sus efectos, ya que puede generar gran perturbación y odio progresivo en las personas que la presentan, o puede llegar a ser un motor para algunas. 

Lo explico de manera más contundente:

Las personas que sufren envidia como parte de su personalidad, o como una enfermedad, sufren constantemente por la incapacidad constante y permanente de ser como las personas a las que les tienen envidia, y esto les genera malestar, generalmente de manera progresiva.

Por otro lado, la envidia positiva que se le puede tener a una persona, que se invade de admiración de manera natural, puede ser muy positiva al intentar, de diferentes maneras, incluyendo físicas y emocionales, ser como dicha persona, convirtiéndola en un modelo a seguir o arquetipo.

Particularmente en política la envidia se presenta con estos dos contextos mencionados, en todas partes y durante toda la historia, entre políticos, y entre políticos y ricos.

Un ejemplo sobre la envidia en la Historia es la que generó Julio César en Roma y en el Mundo entero por ser el conquistador más poderoso de su época, la misma que el odio progresivo que generó como lo mencioné en el primer capítulo la llevó a su asesinato en el pleno del Senado Romano y en manos de sus mejores compañeros, incluyendo a Bruto, y la misma que hizo de él un hombre admirable, tanto que de su nombre César se tradujo por su trascendencia a “Káiser” en alemán, siendo Hitler su principal representante, aunque él prefirió autonombrarse “Furer”, o canciller en español, y “Zar” en ruso, que también proviene del nombre de Julio César, siendo su último representante en la faz de la Tierra: Nicolás II, a quien Trotski ajustició, y a quien en México después también se ajustició.

Otra faceta de la envidia que puede ser muy positiva es la que las mujeres presentan al ver la belleza de otras, lo que las hace buscar siempre ser igual de bellas o más y así llenar este Mundo de belleza cómo fue su consigna desde la Creación.

Finalmente, por esto y muchas cosas más, tener envidia no necesariamente es algo malo, pero ser envidioso(a), sí lo es.
Alberto Halabe Bucay

Médico con título de la Universidad La Salle, pediatra egresado del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, escribe para DETONA y SDP Noticias.