Oportunidades políticas para personas con discapacidad
Las épocas electorales son oportunistas, todos lo sabemos. Pero también pueden representar una oportunidad constructiva que a menudo dejamos ir en detrimento de la participación plural ciudadana.
Hace unos cuantos días, en mi equipo de trabajo de Diálogo en la Oscuridad circuló la invitación para postular a una candidata a diputada con discapacidad por el PVEM.
Los pretextos brotaron de inmediato: “¿por el partido verde? ¡la política no es para mí! ¿Para qué si ya sé que voy a perder? ¡Es pura fachada!”
Unos días después, nos llegó una invitación similar, esta vez de MORENA, para participar en el municipio de San Pedro, Y las excusas para no involucrarnos fueron similares.
Tengo que admitir, al margen de partidos políticos, que es la primera vez que - en plena conciencia - me entero y recibo invitaciones de participación política para personas con discapacidad. Eso creo que es algo que debemos celebrar. Por algún lado se empieza.
QUEJAS
Dentro del gremio de la discapacidad hay muchas quejas, muchas injusticias e inequidades.
También hay muchas posturas, a menudo encontradas. Hay muchas demandas hacia el gobierno y hacia la sociedad.
Celebro que una mujer con discapacidad visual que conozco sí tomará una de estas oportunidades políticas.
Y aun así, le decía a mi esposa: “verás que si esta mujer logra algo, van a surgir voces inconformes”.
incluso yo mismo podría expresar mi desacuerdo con algo que ella proponga o con algo que subraye en algún discurso. ¿Por qué? Porque incluso compartiendo una discapacidad en común tenemos visiones distintas, al igual que las personas sin discapacidad.
EL VALOR DE QUERER PARTICIPAR
Pero desde el colectivo de la discapacidad, que es un grupo relativamente pequeño, es más fácil apreciar el valor que tiene una persona que sí participa.
Sería injusto de mi parte condenar a una candidata con discapacidad, solo porque no piensa exactamente como yo.
Cuando se presentó la oportunidad, ella no se puso excusas.
Quizá no piense como yo pero tuvo el arrojo de intentar una participación política desde donde podría llegar a influir.
¿Se vale quejarnos cuando olímpicamente dejamos pasar oportunidades de participación política?
Creo que no. Nuestro deber es reconocer a las personas que sí toman esas oportunidades, y claro, se vale exigirles y, ya que no quisimos participar políticamente, al menos mantener un diálogo constante, propositivo y constructivo con la gente que nos representa.