Plástico y sustentabilidad

Alberto Martínez DETONA: Hace unos meses me llamó la atención una nota que mencionaba que los mares del mundo, se habían convertido en enormes depósitos de basura plástica.

Tal era el volumen de dichos desechos que la extensión del plástico en los mares del mundo era de un tamaño similar a Australia, lo cual podía observarse desde fotografías satelitales.

El plástico es uno de los inventos industriales del hombre de amplia presencia en la segunda mitad del siglo XX, derivado de la actividad petroquímica.

El plástico se afirmó como un material muy flexible.

Por los múltiples usos que se le puede dar se afirmó como un sustituto muy confiable del vidrio e incluso del metal; sin embargo, su desarrollo generó un alto impacto ambiental, ya que su absorción o recuperación puede tardar más de 500 años.

Esta demora en su deterioro ha hecho del plástico una amenaza permanente al equilibrio ambiental y en una época donde el calentamiento global y el cambio climático colocan la estabilidad de la tierra en un permanente riesgo, ha hecho que se presione a la industria química para mejorar sus procesos de producción de plástico e impulsar iniciativas más amables con el medio ambiente.

En este sentido, en la Ciudad de México, en años pasados se emprendió una campaña legislativa para prohibir el plástico no renovable en la ciudad, de igual modo, la sociedad civil se ha organizado y procura impulsar el reciclamiento y aprovechamiento del plástico, sobre todo de las tapas de distintos envases para financiar tratamientos contra el cáncer.

Asimismo, en tiempos recientes, compañías de productos deportivos han lanzado una gama de productos de alto rendimiento, sobre todo para equipos de futbol, con ropa diseñada exclusivamente con el reuso de botellas de plástico.

A estas campañas se integra ahora la desarrollada por la WWF, la Fundación Ellen MacArthur y WRAP, denominada Pacto de los Plásticos de México, que representa el primer esfuerzo a nivel nacional para coordinar y articular el trabajo del sector privado, la academia, los gobierno locales y la sociedad civil organizada para reducir la contaminación plástica y acelerar la transición hacia una economía circular.

El Pacto de los Plásticos de México, una plataforma colaborativa y no competitiva, contribuye a los esfuerzos actuales para reducir la contaminación plástica y es parte de una red de 14 pactos presentes en distintos países como Estados Unidos, Canadá, Chile, Colombia, Reino Unido e India.

Los Pactos siguen un modelo de colaboración probado internacionalmente y apoyado por la Fundación Ellen MacArthur y WRAP. 

Leah Karrer, directora ejecutiva de WRAP para las Américas, indicó que los Pactos de esta red, están impulsando un cambio real, reduciendo los desechos plásticos y creando una economía circular.

“Las empresas que se unan al Pacto de los Plásticos de México serán la verdadera fuerza impulsora de un cambio positivo. Esperamos trabajar con muchas empresas y colaboradores para combatir a la contaminación plástica”, dijo Leah Karrer.

México genera 5.7 millones de toneladas de residuos plásticos al año mal gestionados.

Esto también contribuye a la crisis climática, ya que las emisiones relacionadas con las industrias del plástico generan el 3.4% de las emisiones de gases de efecto de invernadero a nivel global.

Ninel Escobar, Directora de Cambio Climático de WWF, precisó que el primer proyecto en el que el Pacto de los Plásticos de México centrará sus esfuerzos será en el desarrollo de un listado de productos plásticos problemáticos y evitables, así como la identificación conjunta de estrategias y soluciones para eliminarlos o reducirlos. 

“Este listado es un elemento central en el Tratado Global y busca apoyar a las empresas a priorizar sus esfuerzos e inversiones de manera proactiva y precompetitiva”, según Escobar. 

Entre las empresas que ya se sumaron destacan Yakult, Evertis, Maritime ProcurementServices, Bioelements, Grupo México Recicla y Ecolana.

Además, el Pacto cuenta con una sólida base de expertos provenientes de distintas organizaciones y actores como la Doctora Alethia Vázquez, profesora e investigadora de la UAM, el C3 de la UNAM, el IPN, el Tecnológico de Monterrey, Ponguinguiola y el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas.

WWF a nivel mundial ha colaborado históricamente con las grandes empresas para acelerar y escalar la adopción de prácticas más sostenibles.

Tal es el caso del uso y aprovechamiento de recursos naturales como la madera y la producción de mercancías básicas como el azúcar, el cacao y el aceite de palma.

También hemos desarrollado la iniciativa de Objetivos basados en Ciencia que ayuda a las empresas a alinear sus metas con el Acuerdo de París.

En ese tenor, hoy traemos a México esta nueva iniciativa para acelerar la adopción de una verdadera economía circular en la industria del plástico.

Por ello, muchas empresas más deberían  unirse a este llamado, que encabeza WWF en México.

Abi Márquez, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(PNUMA), nos explica que México enfrenta retos importantes para reducir la contaminación plástica, y es que, de acuerdo con el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica, se estima que entre el 38% y el 58% de los residuos plásticos que se generan al año son mal manejados y tienen un alto potencial de fugas al ambiente. 

Actualmente más de 170 países, incluyendo México, se encuentran negociando un Tratado Global que busca poner en marcha regulaciones efectivas a nivel mundial y nacional para reducir drásticamente la contaminación plástica en el mundo. 

Ya bastante estamos padeciendo con la escasez de agua en México, en mucho ayudaremos al planeta y a la iniciativa de WWF, si hacemos un uso consiente y responsable de los productos que compramos en botellas de plástico.

Alberto Martínez Romero

Licenciado en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en periodismo de investigación por el Tec de Monterrey. Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Colaboró en la realización del libro “La Huelga del Fin del Mundo”, de Hortensia Moreno y Carlos Amador, primer libro que se escribió sobre la huelga estudiantil de 10 meses en la UNAM en 1999.