Populismo destruye democracia
El populista siempre argumenta ser un demócrata, pero actúa para favorecer el autoritarismo.
Es propio del populismo usar las herramientas de la democracia para destruirla.
Por eso trata de cooptar las instituciones de contrapeso que le estorban, como la Fiscalía, la Suprema Corte de Justicia o la Auditoría Superior de la Federación.
Más difícil, pero no por ello no lo intentan, es liquidar a los organismos electorales como el INE.
Usan los recursos económicos del Estado para consolidar el poder de sus partidarios, disfrazándolos de apoyos a la sociedad, como los Jóvenes Construyendo el Futuro convertidos en Servidores de la Nación.
Usan al poder judicial...
... para acusar a sus oponentes de corruptos, inventando las más inverosímiles acusaciones.
Aprovechan la soberbia de los ministros, los miedos a ser descubiertos en sus múltiples transas de los gobernadores, el servilismo de los que esperan un puesto de gobierno bien pagado en la estructura de poder, para hacer su obra destructora.
Cuentan con la autocensura de medios de comunicación que prefieren aliarse al poder que decir la verdad.
Presumen de combatir la corrupción, pero ocultan lo más posible la información, porque saben que la transparencia los acabaría.
Son capaces de usar la lealtad de las fuerzas armadas, para inutilizarlas como defensa del país.
En cambio dialogan y hasta colaboran con el crimen organizado porque saben que no lo pueden controlar.
Eso sucede en un mundo raro, en el cual no vivimos usted y yo.