Sólo para valientes
Prometo solemnemente retar los dogmas, el statu quo.
María Fernanda García Sada
¡Bienvenidos a mi columna, detonautas, mis parabienes!
De antemano, les agradezco por su atención y a Plácido Garza, a todo el equipo DETONA por su amable recepción y confianza.
Mi currículum es una página en blanco que aviento por el aire en forma de avioncito—le llega a quien esté preparado para escucharme. Lo que pueden esperar de mí es imprevisibilidad, cuestionamiento y polémica, no con la intención de discutir neciamente, sino para formar una perspectiva más completa de la verdad, si es que se puede llegar a ella con la ayuda de ustedes y con la prosperidad en la mira. También esperen sarcasmo jocoso, agudeza verbal y una pluma pícara sin censura.
Políticamente incorrecta es mi marca registrada, el título de la saga que sigo escribiendo y el nombre de esta columna:
Un espacio de reflexión, de pensamiento crítico para inspirar a las generaciones a la acción, siempre enfocada a un bien común.
Siendo que el conflicto es un trastorno humano global, invito a proponer constructivamente, no a opinar sin raciocinio.
Los únicos dos requisitos: ser respetuosos y usar discernimiento fundamentado, pues no pienso perder mi tiempo (el único recurso no renovable que poseo) en tonterías. Bastante tengo que publicar y lidiar con mi propia neurosis como para ceder a provocaciones y tolerar las histerias de otros. Mi lema proviene de una frase sencilla, pero potente: “Nunca discuta con un tonto, los espectadores pueden no ser capaces de notar la diferencia”. Bajo esta premisa estoy segura de que elevaremos el nivel de conciencia, por cierto, ¡tiene carácter de urgente!
En esta columna espero shockearlos, si me es posible, sacar risas, a pesar de los temas tan serios que se traten. Es factible que trastoque sensibilidades. Si les cayó el saco ojalá se lo pongan, lo descosan, lo estudien y lo recompongan innovando, creando algo para beneficio.
Como dice el dicho popular: “Sobre advertencia no hay engaño”: Al que no le gusten mis palabras, que no me lea, sin embargo, honestamente albergo en mi corazón que se atrevan a abrir el cerebro, a ampliar el juicio, por el propio bien de ustedes, de todos.
El debate es bienvenido y promovido, ojalá provenga de un lugar de amor, no de ira. Pienso que las diferencias nos enriquecen y las crisis crean.
Hablemos pues, de ideas y temas que propongan discusiones inteligentes, no minucias.