Confirma Honduras asalto de Ebrard
En mi columna del pasado jueves recordamos el asalto policiaco ordenado por Marcelo Ebrard Casaubón a la Embajada de Honduras en México, flagrante violación del Derecho Internacional y la Constitución.
“Ni Pinochet se atrevió a eso”, dijo AMLO sobre la irrupción a la embajada de México en Ecuador, cuando hace 15 años el primer canciller de su administración, como jefe de gobierno de la Ciudad de México, se atrevió a invadir el recinto diplomático de un país extranjero, quizá motivado por razones personales.
Tras reunirse con la embajadora Rosalinda Bueso, despedida por el nuevo gobierno golpista, Ebrard ordenó el asalto a la misión diplomática de Honduras -la noche del 21 de julio de 2009, en Alfonso Reyes 220, colonia Hipódromo-, hecho que entonces pasó desapercibido, pero ahora se confirma por antiguas fuentes diplomáticas de México y Honduras.
De noche, como vulgares asaltantes, policías encabezados por el secretario de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb, rompieron las cerraduras del inviolable recinto diplomático para abrirle las puertas a la embajadora Bueso, su futura esposa, quien había sido cesada por el gobierno de facto de Honduras.
Un diplomático mexicano jubilado compartió su versión del hecho:
“La embajadora Rosalinda Bueso estaba en Tegucigalpa cuando ocurrió el golpe de Roberto Micheletti contra Zelaya y el gobierno golpista la llamó para que rindiera cuentas y la cesó.
“Por sugerencia de un colaborador de Ebrard, se le pidió a la diplomática trasladarse a San Pedro Sula, donde un ejecutivo de Aeroméxico facilitaría su salida del país en un vuelo comercial a la Ciudad de México.
“Cuando llegó a México, se encontró con que el jefe de Cancillería en la Embajada (Rigoberto López Orellana) ya había cambiado las chapas de las puertas por instrucciones del nuevo gobierno.
Rosalinda entonces acudió a la SRE, pero la secretaria Patricia Espinosa no la recibió.
Sin embargo, fue atendida por el subsecretario para América Latina, Salvador Beltrán del Río, y posteriormente fue reconocida como embajadora por el gobierno mexicano”.
Por otro lado, un ex canciller hondureño explicó lo ocurrido, según le relataron testigos presenciales:
“Al romper los llavines (cerraduras) ya habían traspasado al interior; pues en ese entonces había un patio interior al que penetró la policía, e incluso roto el llavín, pasaron dos o tres agentes al interior acompañando a la embajadora hasta su oficina”.
Por su parte, otro experimentado diplomático hondureño, protagonista de la reanudación de relaciones diplomáticas, narró su versión de los hechos:
“Cuando el golpe de Estado, el presidente interino (de facto), Roberto Michelleti, la cancela como embajadora y es cuando conoce a Marcelo Ebrard, jefe de gobierno de la Ciudad de México, quien ordena a su policía irrumpir la embajada de Honduras y desalojar al personal diplomático y administrativo.
“La protege dándole un cargo en su despacho, lo que fue criticado. Cuando Pepe Lobo (sucesor de Micheletti) asume la presidencia de Honduras comienza a normalizar las relaciones diplomáticas con México y me designan como embajador especial para iniciar las gestiones con la cancillería mexicana”.
“Como Rosalinda aún era reconocida por el gobierno de México, me tocó reunirme con ella para la entrega de la embajada y se portó gentil como una dama. La transición fue de cordialidad y respeto”.