De qué hablo cuando hablo de inclusión
En este artículo hablaré de inclusión en referencia exclusiva a lugares públicos como museos, restaurantes o sitios de entretenimiento, y refiriéndome a la discapacidad visual, pues es mi experiencia.
Hace poco les compartí mi caso con Sealand y el cual se resolvió en favor de la inclusión. https://www.detona.com/articulo/el-caso-de-sealand-y-la-inclusion
¿Pero a qué me refiero exactamente cuando hablo de inclusión en casos como este?
Primero:
- Distingamos entre inclusión y accesibilidad.
- Esta última se trata de las adecuaciones que se hacen en la infraestructura física o digital de un lugar para que las personas con discapacidad lo puedan acceder.
- El ejemplo típico son las rampas, si bien otros ejemplos pueden ser baños adaptados para personas con discapacidad motriz,
- señalética en braille, audio descripciones, subtítulos en lengua de señas, etc.
- No obstante, la accesibilidad no garantiza la inclusión. Por ejemplo, el aeropuerto de la ciudad de Monterrey tiene señalética en braille y tiras táctiles en el piso para que yo las siga con mi bastón.
- Sin embargo, prefiero no desplazarme solo por el aeropuerto, busco tomar una medida incluyente.
Segundo:
- ¿Qué es entonces la inclusión?
- Técnicamente hablando, consiste en quitar las barreras que dificultan que una persona participe de las actividades que el lugar ofrece.
- Esto abarca muchas aristas, pues barreras hay miles.
- Si yo no hablo español y el lugar tiene letreros en inglés, se removieron las barreras.
- SI en una carne asada con amigos, alguno es vegetariano y el anfitrión ofrece alimentos sin carne, se removieron las barreras.
- En mi caso, la gran barrera es visual, y en muchas ocasiones, es la orientación dentro de un lugar.
- Es la simple pregunta: ¿y para dónde camino?
Regresemos al aeropuerto.
¿Qué hago yo para que la experiencia sea incluyente?
- Primero, contrato a un taxista de confianza que me guíe hasta el mostrador de la aerolínea.
- Después, explico en el mostrador que reservé un vuelo donde solicité asistencia, ya que soy ciego y viajo solo, y en la gran mayoría de las ocasiones, la aerolíneas facilitan que una persona me guíe hasta que yo esté sentado en el avión, y que otra persona vaya por mí al avión después de aterrizar.
Este ejemplo implica actitudes abiertas y de servicio.
Ningún taxista tiene la obligación de guiarme hasta el mostrador de la aerolínea; lo hacen porque se los pido y ellos quieren.
Las aerolíneas no escoltan a la mayoría de sus pasajeros, pero sí se salen del guion, casi a diario, cuando nos acompañan a las personas con discapacidad, adultos mayores o menores viajando solos.
La inclusión no es fácil
Es casi imposible que los lugares públicos piensen y consideren absolutamente todas las barreras, pues cada uno tiene las suyas.
Por eso destaco estos dos puntos:
- La inclusión inicia con una actitud abierta y de querer dar el servicio.
- La inclusión implica salirse del guion, pues para quitar alguna barrera, será necesario improvisar.