Día del Medio Ambiente desde Nuevo León
El entorno local actual, específicamente los recortes de agua, hace difícil darle una narrativa feliz a este día.
Sin embargo, para infortunio de unos cuantos, la conmemoración del cuidado del planeta nunca tuvo como intención que la gente lo usara para postear en sus redes sociales fotos o videos abrazando un árbol, con una mariposa en su mano, bailando o caminando en la montaña o en un parque con el hashtag #DiaMundialdelMedioAmbiente.
Pero, ¿puede alguien pensar en todos los temas que ocupa la agenda ambiental, en residuos, contaminación del aire, biodiversidad, bienestar animal si lleva 2 o más días sin bañarse, si sus sanitarios tienen mal olor y no ha podido lavar ropa y trastes?
Por supuesto que es difícil.
Ninguno de los otros temas ambientales ocasiona una problemática tan personal como la que hoy -la escasez de agua- nos está haciendo sufrir al interior de nuestras propias casas.
Todavía hasta hace unos meses la reflexión ambiental del día para “muchos pocos” consistía en simplemente despertar por la mañana y ver a través de la ventana que tan contaminado parecía estar el cielo o abrir una app que nos dijera -entendiblemente o no- la calidad del aire.
Sin preguntarnos si queríamos, la crisis del agua nos ha sumado a todos a una problemática muy puntual la cual; solucionarla implicará que todos pongamos de nuestra parte.
Señalar las malas decisiones de gobiernos anteriores y el abuso empresarial como principales causas por las que hoy estamos así, nos da muy poco margen para seguir creyendo que podemos darnos el lujo de no guardar en tinas el agua fría que sale de la regadera mientras esperamos se caliente, o si todavía hoy podemos dar un “regaderazo” de 20 minutos.
Hoy, ambientalistas y ciudadanos, estamos siendo sometidos, como Alex DeLarge en la Naranja Mecánica, a una terapia de aversión o conductista. Siendo obligados a observar -sin poder cerrar los ojos- imágenes de presas vacías, a abrir una llave sin que salga agua o no poder comprar tinacos porque ya no hay.
¿Podremos cambiar? Lo desconozco, Alex DeLarge no cambió.
Y probablemente, si hoy volviera a caer en Monterrey un huracán, llenara nuestras presas y recargara nuestros mantos acuíferos, y el gobierno elaborara todas las medidas normativas para cuidar el agua que se requieren, temo que inmediatamente retomaríamos los mismos hábitos que nos llevaron a la problemática.
Entre esa tendencia del humano a repetir nuestros errores y el fastidio por la sensación pegajosa que se tiene en la piel después de no bañarse por varios días, la gente -todavía hoy- podría no asimilar la grave situación en la que nos encontramos y la inminente necesidad de un cambio.
Sin embargo, quizá este escenario tiene mejores posibilidades que escuchar una plática sobre como la emisión de gases efecto invernadero ha provocado que la troposfera se expanda y la estratosfera se contraiga y esto provoque alteraciones al clima y el calentamiento del planeta.