El Hospital General de México a 120 años de su fundación
...que el Hospital General de México, que ahora lleva el nombre del Doctor Eduardo Liceaga, ya cumplió 120 años desde que lo fundó el entonces presidente y visionario Porfirio Díaz, visionario porque ésta obra ha sido una de las más importantes en la historia de la salud en México.
Yo personalmente fui alumno de Medicina del Hospital General de México como parte de mi formación en la Universidad La Salle al iniciar los 90´s del siglo pasado, mi primer curso fue en el pabellón 302 con el Doctor Manuel Gallo donde conocí la verdadera honorabilidad de la Medicina, que nunca debería de cambiar, el respeto entre pacientes y médicos era excelso, y muy interesantemente algunos pacientes nos llamaban “galenos” a nosotros, lo que me hacía sentir que todavía existían vivas tradiciones médicas medievales.
El jefe de Cirugía era el Doctor Dávila, quien también nos daba clases, no sólo de la grandeza de la Medicina y del Hospital General de México, también de lecciones de vida.
El servicio de Urgencias del Hospital General de México estaba bajo la dirección del Doctor Attie, quien también fue mi maestro, y su capacidad de liderazgo, recuerdo, era admirable, arquetipo que deberían conocer los médicos en la actualidad.
Los clases de Dermatología las impartía en el mismo Hospital el Doctor Amado Saúl, de quien tengo su libro “Lecciones de dermatología” firmado para mí con gran orgullo, el Doctor Amado Saúl es uno de mis maestros que más recuerdo por el amor que le tenía a la Medicina, tenía una clínica de lepra que desafortunadamente todavía existe en el sureste de nuestro país, a pesar de que bíblicamente ya se había erradicado en Egipto.
También fui alumno del Doctor Romero Cabello en el servicio de Infectología del Hospital General de México, en una época en la que comenzó a utilizarse el ahora famoso factor de transferencia, pero en esos años se obtenía directamente de transferencia de donaciones de sangre humana verificadas, y se aplicaba por vía subcutánea a los pacientes, no por vía oral como se hace ahora sin el mismo efecto esperado por la eliminación de las proteínas en el estómago; el Doctor Romero Cabello también fue titular de la cátedra de Infectología en la Universidad La Salle donde su libro de texto intitulado “Microbiología y parasitología humana”, que también orgullosamente tengo firmado por él, era muy interesante de asimilar intelectualmente.