Odiar a los Cowboys: Un mandato desde la cuna
Con el tiempo entendí por qué.
Mis Steelers tenían un rival histórico, y esa enemistad se consolidó en 1996, cuando se vieron las caras por tercera vez en un Super Bowl.
Ese día, la estrella solitaria se llevó la victoria y… ¡vaya que dolió!
Me consumía la rabia.
Pero así es esto.
Con el paso de los años, otros equipos ocuparon un lugar en mi lista de “enemigos”, como los Ravens o los Patriots.
Es parte del juego, de cómo cambian las rivalidades en la liga, pero el odio sólo es deportivo
Sin embargo, hay algo especial en este enfrentamiento entre Pittsburgh y Dallas.
¡La rivalidad más antigua que tienen los Cowboys en la NFL es con nosotros, los Steelers!
Este fin de semana, esa rivalidad de más de 60 años vivirá un nuevo capítulo en un Sunday Night.
La historia cuenta que la primera vez que se enfrentaron fue el 24 de septiembre de 1960, en el Cotton Bowl de Dallas.
No sólo era la primera vez que chocaban… ¡era el primer juego oficial de los Cowboys como franquicia de la NFL!
Y aunque empezaron con una derrota, perdiendo 35-28, plantaron cara.
La temporada fue un desastre para ellos (ni una sola victoria, sólo un empate), pero en ese momento nadie imaginaba que estaban poniendo la primera piedra de una de las rivalidades más icónicas de la liga.
Durante la década de los 60 se enfrentaron al menos una vez al año, y los Cowboys poco a poco fueron mejorando.
Mientras Pittsburgh dominaba los primeros años, el genio de Tom Landry armó un equipo capaz de competir, y ya finales de la década, los Cowboys lideraban la serie 9-7.
Entonces llegaron los 70.
En esa década, ambos equipos se convirtieron en potencias.
Los Cowboys llegaron a cinco Super Bowls entre 1970 y 1979, y los Steelers a tres.
Sin embargo, a pesar de su menor cantidad de apariciones, Pittsburgh dominó la era ganando sus tres Super Bowls, incluidos dos ante Dallas, mientras que los Cowboys ganaron dos... pero nunca contra nosotros.
Los 80 fueron años oscuros para ambos.
Y en los 90, Dallas retomó su supremacía, culminando con la dolorosa victoria en el Super Bowl de 1996.
Desde entonces, sólo nos hemos visto las caras seis veces, con tres victorias por lado, pero la chispa sigue encendida.
Hoy en día es fácil olvidar todo lo que Dallas y Pittsburgh han hecho por la NFL.
Por eso, este domingo, lo veo como uno de los partidos más importantes del año.
No es sólo un juego más, es una cita con la historia y un recordatorio de que algunas rivalidades nunca mueren.