Seguirnos el paso
Durante un recorrido de prueba, una estudiante universitaria reflexionó de forma profunda sobre lo que se vive al estar en total oscuridad por una hora:
“Ahora me pregunto si permitimos que la gente con discapacidad nos siga el paso. Seguro que no”.
Tomo su frase. “Seguirnos el paso” es una definición maravillosa de la inclusión.
Caminar hombro a hombro, caminar sin perdernos de vista, caminar sin perder nuestras voces es inclusión.
Pero la vida está plagada de prisas, presiones y egoísmos que nos llevan a apretar el paso y a caminar con vista de túnel, con nuestros ojos clavados al frente, en la meta, sin voltear a ver a nadie más.
Estar en la oscuridad por 60 minutos, en contacto con nuestras emociones y con las historias de nuestros compañeros y de nuestro guía con discapacidad visual, es una gran forma de desacelerar y mirar a los lados.
Porque no solo la gente con discapacidad necesitamos de la inclusión, sino todos, en cualquier momento.