Tras el magnicidio, crecen las versiones de una ocupación extranjera en Haití
El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, sacudió el escenario político y agudiza la crisis que se abrió en el país desde 2018 cuando comenzaron las protestas contra su gobierno.
Además, el mandato de Moise había vencido el 7 de febrero de este año y desde entonces gobernaba por decreto a la espera de las elecciones que se realizarán en septiembre.
El parlamento fue cerrado en enero, el primer ministro tampoco fue elegido por mandato constitucional y diversas instituciones y órganos judiciales fueron intervenidos.
Moise dio un giro de 180 grados. Se benefició del acuerdo con Petrocaribe impulsado por Hugo Chávez para el acceso barato a la energía pero luego de las sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro que afectaron ese abastecimiento decidió cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y alinearse con Luis Almagro en la OEA.
Esto generó mucho enojo y produjo masivas protestas. La respuesta del jefe de estado fue denunciar un intento de golpe de estado y defendió su continuidad en el gobierno: "Mi administración recibió del pueblo haitiano un mandato constitucional de 60 meses. Hemos agotado 48 de ellos. Los próximos 12 meses estarán dedicados a la reforma del sector energético, la realización del referéndum y la organización de las elecciones".
El contexto del magnicidio arrastra una profunda crisis política, un giro autoritario que devino en un deterioro institucional, movilización social y un grave problema de seguridad.
LPO dialogó con el periodista argentino Lautaro Rivara que reside en la isla y señaló que "el contexto de todo esto es la crisis de seguridad y la apuesta a la paramilitarización del país que ha estado induciendo Estados Unidos y el propio Moise impulsó más de 77 grupos armados, algunos viene creciendo en relevancia y cierto grado de autonomía".
Dentro de los grupos que vienen fortaleciendo su poder territorial está la pandilla conocida como Grupo de los 9 en familia y alianza (G9 an Fanmi e Alye) liderado por un ex policía de la Unidad de Mantenimiento del Orden (UDMO), un cuerpo especializado de la Policía Nacional llamado Jimmy Cherizier, pero se lo conoce como Barbecue.
El G9 controla las áreas emplazadas principalmente en la zona central de Puerto Príncipe y en los accesos norte y sur de la zona metropolitana, lo que le da capacidad de aislar a la capital del resto del país.
Estos territorios son centrales por su densidad poblacional y el peso electoral a la hora de definir cualquier comicio; pero principalmente por tratarse de algunas de las zonas más radicalmente movilizadas desde los tiempos del gobierno del progresista Jean Bertrand Aristide
Barbecue fue aliado de Moise, pero desde un tiempo adoptó un discurso más confrontativo con el jefe de estado a punto tal, que hace algunas semanas convocó al pueblo a armarse.
Rivara planteó que "mi impresión es que todo esto es parte de una estrategia para generar río revuelto que genere caos y termine con un golpe de estado mucho más excepcional y violento, incluso de lo que se vivió con el propio gobierno de facto de Moise. Incluso algo peor como ocupación internacional, algo que acá ya se conoce".
"Ahora se declaró el estado de sitio y hay temor que esto genere represalia a los grupos organizados. El fondo de la discusión lo que aparece es filtración de mercenarios y de armas al país", agregó.
El G9 controla las áreas emplazadas principalmente en la zona central de Puerto Príncipe y en los accesos norte y sur de la zona metropolitana, lo que le da capacidad de aislar a la capital del resto del país.
Según informaron los medios locales, uno de los asesinos dijo: "Se retiran, esto es una operación de la DEA", pero se habla de mercenarios contratados para el magnicidio, que usaron drones y granadas. Ya antes habían detenido a mercenarios en el país.
Otra hipótesis alrededor del asesinato del Presidente apunta a la familia Vorbe, propietaria de la principal empresa eléctrica, que Moise denunció lo querían matar. "Hay internas entre la burguesía importadora y una suerte de sector industrial, pero no lo veo por ese lado", descartó el periodista consultado.
Hace tres semanas, Moise pidió ayuda a la ONU para combatir la violencia de las bandas armadas que dejó más de 13,000 desplazados. Luego del fatal desenlace, el Consejo de Seguridad convocó a una reunión de urgencia y Joe Biden aseguró que Estados Unidos "estaría listo para ir en ayuda".
El temor que sobrevuela al país más pobre del continente, gira en torno de una posible intervención extranjera, un robustecimiento del control territorial de las pandillas y un giro autoritario en la conducción del Estado.