Un gobierno frágil
Panamá.-
Les platico:
Al poner distancia de por medio, se pierde la “ceguera de taller”, aquella referida a tener tan cerca el problema, que no alcanzamos a ver que la solución ha estado siempre al alcance de la mano.
Varios ejemplos. ¡Arre!
Andrés Manuel es un presidente frágil y en la distancia física que separa a México de Perú, me doy cuenta de ello en la personificación del apresado Pedro Castillo, a quien nuestro gobierno insiste en respaldar.
La fragilidad no falla con gracia, detona, estalla, truena.
Eso le sucedió a Castillo, quien en un año y medio de gobierno tuvo a 67 ministros en su inestable gabinete, casi cada semana cambiaba a uno.
El que es frágil, todo el tiempo cree que va bien, hasta que falla y entonces, truena.
Hoy, Castillo está preso y seguirá en la cárcel hasta el 2024, cuando enfrente el veredicto del juicio que se le sigue por insubordinación y provocar un caos en el Perú.
Lo van a condenar mínimo a 30 años de prisión, sé por qué se los digo.
Fragilidad de proyectos mexicanos:
El que los ideó creyó que eran buenos. Pero no lo son, porque son frágiles, vean si no:
- El AIFA no cuenta con certificación internacional alguna y por lo tanto, las aerolíneas que parten el queso en el mundo NO LO VAN A USAR. Punto.
- La refinería de Dos Bocas es la única obra en su tipo que se construye hoy en todo el mundo, porque la tendencia global apunta hacia la sustitución de combustibles fósiles por energías de última generación y lamento decirles que ni la eólica ni la solar entran en esa categoría: la palabra clave es Hidrógeno.
- El Tren Maya -si es que llega a operar- será el abuelito visto y tratado con veneración por sus hijos y nietos, los “bala” que mueven pasajeros y carga a más de 300 k/h. El Tren Maya andará -si es que anda- apoyado en muletas o en un bastón.
Aquí tienen a estos tres proyectos frágiles que son buenos solo a los ojos ideológicos de AMLO y sus alucinados seguidores.
Y como son frágiles no van a fallar graciosamente.
De hecho el AIFA truena cada día… las arcas del erario, pues está fuera de mundo y de mercado.
Los otros dos también van a fallar NO elegantemente.
Van a estallar.
CAJÓN DE SASTRE
“No soy Inés, pero por ahí mero es”, remata la irreverente de mi Gaby.