Claudio X. y nosotros la chusma
Vayámoslo dejando claro desde el inicio, en este caso la adiposidad, la mugre, el sebo pues, que intenta obstruir las arterias del debate político en México lleva por nombre: Claudio X. González Guajardo.
Recalco que intenta, porque en eso ha quedado toda algarada para hacerle mella a la Cuarta transformación, liderada por el presidente López Obrador.
Claudio X. ha heredado una causa que su padre inició en el 2006 cuando, siendo presidente del Consejo Coordinador Empresarial, declaró que si AMLO ganaba posiblemente actuarían dando un golpe de Estado. Ternurita.
Se erige líder de la oposición pero le falta forma y le sobra fondo.
No cuaja su protagonismo con un verdadero manejo del entendimiento político. Como que hace pero no concreta.
El añejo conflicto, que debió quedar en lo “profesional”, X. lo ha convertido en una vendetta personalísima.
Y miren que muchos se quejan de que el presidente guarda rencores y los cobra con muchísimos intereses, pues ahora para responderles a esos, me permito hacer uso de mi referencia de apertura:
¡“hay niveles”, mi gente!
- López Obrador tiene un fino manejo de mano izquierda y su quehacer político permanece en el plano de lo público.
- El presidente utiliza el poder para gobernar con sentido social en favor de la mayoría.
- X. extraña el poder que su nicho acumulaba en favor de su propio claustro.
Pero no todo es culpa de Claudio, también los bueyes que cargan la yunta y hasta la lamen, son responsables.
Este seudoactivista se atrevió, hace un par de meses, a dar una rueda de prensa, previo a la votación en el Senado de la Reforma Electoral.
Virtualmente respaldado por su barrio comprado:
- Julen Rementería del Puerto.
- Claudia Ruiz Massieu Salinas.
- Kenia López Rabadán.
- Emilio Álvarez Icaza (muy escondidito hasta atrás) y otros tantos señores
- y señoras que demostraron lo poco que valoran sus investiduras.
Un senador de la República tiene el peso suficiente, o debiera tenerlo, para no permitir que un comerciante pendenciero vaya a su casa a marcarle agenda.
Un senador no debe permitir que un junior buleador le exija a otro senador compañero, que se decida a ser nuez y haga mucho ruido.
No me extrañaría que la orden...
...cuando Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz se vistió de dinosaurio en el pleno del Senado, la diera Claudito.