JD Vance: ¡agárrense, mexicanos!
Sobre el joven político (39 años, la mitad de la edad de Trump, abogado y católico) egresado de Yale, tengo unas primeras impresiones que comparto con ustedes, a reserva de afinarlas más tarde.
A la designación de Vance por sobre la de políticos más experimentados como, yo la percibo como una decisión negociada por los “big donors” republicanos con Trump y como una manera de control a los peores instintos de un hombre cuya edad y condición mental ponen en duda su capacidad de gobernar.
Vaya, es algo parecido a lo que sucede en las grandes empresas:
El ejecutivo senior es el presidente honorario de la corporación dedicado a los “socialitos”, pero hay un presidente ejecutivo que es “el que saca la chamba” de todos los días, como se dice en México.
Además, Vance es un tipo que habla y escribe bien (autor del bestseller “Hillbilly Elegy” en 2016, convertido en la película “Hillbilly, una elegía rural” en 2020, disponible en Netflix), buen expositor (ver su plática “America’s forgotten working class” en Ted Talks de 2017) y que expone con claridad sus ideas, independientemente de su conservadurismo.
Es un fundamentalista americano, sí, pero JD es capaz de bajar pragmáticamente al nivel de la estrategia y hacer lo necesario para alcanzar sus objetivos.
Por ejemplo, reconciliarse con Trump después que años atrás lo llamó el “Hitler americano”.
Su narrativa de vida, que repitió en la Convención Republicana Nacional 2024, es simple:
Vance es el hijo exitoso -por su propio esfuerzo- de una pareja de americanos blancos de Ohio frustrados y resentidos (la madre con adicción a las drogas) por sentirse olvidados por el gobierno de su país.
Eso encaja bien en la dupla electoral republicana: el hombre de cuna de plata de Nueva York, Donald, va acompañado por el chico de cuna pobre de Ohio, ambos montados en la plataforma conservadora del nuevo Partido Republicano.
¿Qué consecuencias hay para México en su designación?
Cuando JD era candidato al Senado por Ohio, grabó en 2022 un anuncio de propaganda que empezaba así:
“¿Es usted racista? ¿Odia usted a los mexicanos?”, y de ahí se arrancaba a despotricar en contra de los inmigrantes y la falta de control en la frontera sur de Estados Unidos.
Con experiencia de varios años en los US Marines, Vance percibe mejor que Trump que si la inmigración es un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, la reacción a dicha situación debe ser, en primer término, de orden militar.
De la misma manera, el problema de la introducción de fentanilo proveniente de México por la frontera sur debe ser atacado directamente contra las organizaciones criminales que lo producen, ante los brazos cruzados del gobierno nacional mexicano.
La criminalización de la inmigración mexicana a Estados Unidos no es algo nuevo, pero JD la lleva a niveles superiores: el futuro vicepresidente sí tiene la capacidad de implementar las respuestas militares y convencer al presidente Trump de usarlas.
¿Será Vance el verdadero poder detrás del trono en caso de que Trump vuelva a la Casa Blanca?