La Promesa es con la Constitución
Está muy próxima la publicación de: “Peligro", el décimo noveno libro del legendario periodista Bob Woodward, éste en coautoría con Robert Costa. Se narra ahí cómo el General Mark Milley, Presidente de la Junta de Jefes de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos convocó a una reunión de emergencia dos días después del asalto al Capitolio en Washington, D.C. con la certidumbre de que el entonces Presidente de EUA padecía un “grave declive mental tras el resultado electoral… construyendo su propia realidad alternativa.”
El objetivo de la reunión ultra secreta del 8 de enero pasado, fue revisar junto con los más importantes mandos militares el protocolo para el uso de armas nucleares.
— “No importa lo que les digan, cumplen con el procedimiento. ¡Se apegan al proceso! Y yo soy parte de ese procedimiento", ordenaba el Gral. Milley, recorriendo el “cuarto de guerra” del Pentágono para que uno a uno los demás Generales y Almirantes le confirmarán haber entendido. El militar de más alto rango temía que, con tal de aferrarse al poder, el jefe intentará una locura.
Afortunadamente también tenía clara la prioridad de su misión y su juramento a la Constitución para defender la vida y la libertad de su pueblo. Desde el 12 de noviembre de 2020, días después de las elecciones donde el Presidente Joe Biden fue elegido, había dado muestras del carácter indispensable para un militar de alto rango. Durante la conmemoración del Día de los Veteranos (feriado nacional en EUA) se inauguró el Museo del Ejército y ofreció uno de los discursos más importantes en la historia militar reciente:
— “No hacemos un juramento ante un rey o una reina, ante un tirano o un dictador, a un individuo… país, tribu o religión. Hacemos un juramento a la Constitución.” (al final del texto se incluyen ligas para ver el muy recomendable discurso o un resumen).
Horas antes, Trump había despedido a los cuatro más importantes funcionarios civiles del Pentágono, incluido al Secretario de la Defensa, Mark Esper. Los había reemplazado por funcionarios “leales” (tres de los cuales habían defendido alegatos de fraude contra su jefe). Así que no es difícil imaginar quién fue el destinatario de la dura advertencia. Preludio de lo que cumplió fielmente el trágico 6 de enero cuando una multitud trató de impedir que el Congreso sesionará erigiéndose en Colegio Electoral para confirmar la elección de Joe Biden.
Tengo el hábito de mirar coberturas noticiosas importantes; alternando desde diferentes medios. Aquel día veía la señal de Fox News cuando por la tarde noche ahí confirmaron que el mismo General Milley había participado en conferencia telefónica con el Vicepresidente Mike Pence, la Speaker Nancy Pelosi y el líder republicando del Senado: Mitch McConnell. Pelosi preguntó en esa llamada por la seguridad de las armas nucleares, temiendo que Trump iniciara una guerra para tratar de quedarse en el poder.
Milley le aseguró estaban seguras y juntos acordaron el despliegue que disuadió a los atacantes.
En esa llamada ya no participó el hombre cuya iracunda conducta temían todos; el que seguía alegando –sin demostrarlo—un fraude inexistente. Inmediatamente se revirtió la orden que retrasó el reforzamiento del Capitolio con elementos de la Guardia Nacional y el Congreso pudo reiniciar la sesión que mas temprano tuvo que ser evacuada ante el inminente peligro de miles de ciudadanos convencidos por el llamado de Trump.
Algunos, incluido el anterior Presidente, critican supuesta deslealtad. Yo estoy convencido de que el Gral. Milley hizo lo correcto. Razones sobraban. Por ejemplo: la orden firmada por Trump pocos días después de perder las elecciones que disponía el “retiro de todas las tropas de Afganistán para el 15 de enero de 2021.” Antes de concluir su periodo, orden que dio a espaldas y sin consultar a ninguno de sus asesores militares.
El liderazgo dentro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos salvó su democracia.
Con prudencia, pero oportuno vigor y lealtad a su rol institucional como garantes y defensores de la Constitución se aseguraron de disuadir cualquier otro esfuerzo contra la voluntad del pueblo estadounidense. Durante la ceremonia inaugural de Biden; el Gral. Milley fue acomodado un asiento detrás del ex Presidente Obama… quien le preguntó cómo se sentía. –Nadie tiene una sonrisa mas grande que la mía— le respondió.
Por lo pronto la Policía del Capitolio, previendo la manifestación del próximo sábado en Washington, D.C., ya solicitó ayuda a la Guardia Nacional. Esta vez estoy seguro será oportuna y suficiente. Dudo haya problemas. Mientras tanto acá esperamos con emoción al tradicional Desfile Conmemorativo de la Independencia de México. Ese donde los abnegados hombres y mujeres que lucen su uniforme y hacen enorme sacrificio para servirnos a todos reciben merecidas ovaciones.
A veces todavía confió en que los valores de institucionalidad y lealtad a la Constitución también serían capaces de resistir a los caprichos o dictados que podrían tratar de traicionar su juramento. La estabilidad y la paz son muy frágiles; especialmente cuando no hay quienes se muestren dispuestos a defenderlas.
¡Que viva México!
Versión completa: Joint Staff Public Affairs
Resúmen (2 mins.): Bloomberg Quick Take