Me quedé picado con el tema de los depredadores en las empresas
Ni modo, nos esperamos a mañana para saber de qué negocio se trata
Me acordé de cuando me seleccionaron como médico para cuidar o vigilar en caso de que surgiera algún imprevisto en la salud de los participantes, del grupo y/o consejo de accionistas, que se llevaban a cabo en el teatro del recreativo Nova del grupo Alfa.
Había ahí un bonche de empresarios en el dicho teatro Nova, antes de que Ternium, subsidiaria de Techint, entrara al quite en mayo del 2005 e ingresar a la bolsa de valores de nueva York, para levantar a Hylsa, que andaba volando bajo y/o sí no volando bajo, si requería de un apoyo e impulso, que solo un gigante de los negocios y las inversiones duraderas, fructíferas y con futuro como Techint le pudieran proporcionar.
Hylsa nació como industria del acero en 1942-1943, bajo el auspicio y conducción de los empresarios Jesús Sada Muguerza, José Muguerza, Antonio Muguerza, Roberto Garza Sada, Roberto Garza Sada Jr. y Eugenio Garza Sada, a raíz de que, debido a la Segunda Guerra Mundial, se desplomaron los insumos para producir acero con inclinaciones no bélicas.
Eso ocurrió porque EEUU se metió de lleno en dicha guerra que los llevó -con los años y después de ganar la guerra- a liderar económica y políticamente los intereses a nivel mundial, hoy en franca pugna con los chinos.
Por ahí del 2003 recibí instrucciones precisas y obligatoriamente confidenciales de que debía presentarme a tales horas en tal fecha en la entrada del Teatro Nova donde a su vez se me comunicarían la planeación y estrategias a seguir en caso necesario.
Yo debía ubicarme en un sitio muy arriba y arrinconado en el teatro (sordeado dirían los güercos hoy) de tal forma que los participantes en la junta de accionistas no se percataran de mi presencia.
Recibiría un pago extra y jugoso por mi apego y seguimiento apropiado de las instrucciones recibidas.
Así pasaron varios meses, hasta que empecé a recibir presiones de la raza Grillo o Grilla que también abundaba en mi lugar de trabajo encabezada por un camarada descendiente de las familias fundadoras empeñado en que yo soltara la sopa de lo que se platicaba y comentaba.
Quería saber el contenido de las exposiciones y nombre de las personas participantes.
Se llevaba un rigor tan estricto, de tal forma que en el transcurso de las negociaciones no se filtró información que probablemente hoy se pueda comentar más delante.
Me voy a ocupar en otros detalles porqué ya está despertando mi mujer, y nomás iba a escribir qué me quedé picado con el Episodio II de mi estimado Brother Plácido, sobre esa empresa de la que creo saber cuál es.
Y cómo no iba a ser, si el méndigo de Plácido -ya ven cómo es- publicó las fotos de tres de sus actuales y pasados directivos.