México está en deuda con el poder judicial
- El paro de jueces, magistrados y trabajadores es una lucha inédita por la defensa de la democracia.
- En otros regímenes autoritarios, los jueces y ministros, siempre terminaron agachándose ante el tirano.
- Cedieron los tribunales para que el puño del dictador golpeara sin obstáculos.
- López Obrador dice que el paro no tiene importancia. Él sabe que sí la tiene.
Entiende que representa una protesta insólita
Sólo posible cuando el tirano declara la guerra a otros poderes, cuando la democracia está en riesgo porque el diálogo se convierte en una simulación.
Los nueve foros sobre la reforma al Poder Judicial fueron eso: una farsa.
El gobierno ignoró el rechazo unánime a que jueces, ministros y magistrados sean electos por voto popular.
A que la estructura electoral del partido en el poder imponga en las urnas una oligarquía judicial.
A un grupo de jueces incondicionales que pondrán la justicia bajo el control de un déspota
En un país sin cultura jurídica, que ríe con obras de teatro callejeras montadas por Morena para humillar la figura del juez, no se entiende que la reforma de López pone en riesgo los derechos más elementales de cada mexicano
Para decirlo en palabras simples. Con esta reforma el régimen pondrá atropellar nuestra honra, vida y libertades sin que haya tribunales independientes que nos defiendan.
Estaremos impotentes ante el poder de un Estado absoluto que decidirá si somos culpables o inocentes
López Obrador pretende echar a la calle a 7 mil 293 jueces, ministros, magistrados y abogados del Poder Judicial por la simple y sencilla razón de que no forman parte de su feudo de poder.
- Estos jueces, magistrados y ministros que hoy protestan le estorban a López.
- La reforma fue diseñada para que el narcotráfico imponga jueces y los políticos corruptos de la 4T queden impunes.
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El presidente busca aniquilar la carrera judicial, la experiencia, el conocimiento y prestigio de muchos de ellos porque no están dispuestos a convertirse en sirvientes de un proyecto político autocrático que quiere utilizarlos para legitimar arbitrariedades.
Con esta reforma México puede estar ante una crisis constitucional sin precedentes. Una crisis que no le conviene ni a la misma Claudia Sheinbaum.