Resiliencia de las artes

Las actividades culturales sufren en México uno de los peores recortes presupuestales de su historia.
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El término resiliencia hoy forma parte de nuestro vocabulario habitual y su interpretación mas común se refiere a la capacidad de los seres humanos para enfrentar la adversidad y a adaptarse a condiciones extremas o criticas tanto biológicas, emocionales como psicológicas.

Aunque la resiliencia, según me enseñó mi padre, erudito en Minería, Metalurgia y Geología, el origen de la palabra resiliencia proviene de la ciencia, término propio y común en las ingenierías para medir la capacidad de resistencia o elasticidad de algunos metales o aleaciones a volver a su estado inicial después de someterlos a pruebas de temperaturas o energías.

Su raíz etimológica, ¨resilio¨, del latín, significa regreso o volver atrás.  

Ahora este concepto se ha venido expandiendo a todos los ámbitos, ya sea la psicología, ecología, economía y casi toda actividad sociocultural como herramienta para  enfrentar los desafíos actuales  y convertir las circunstancias negativas en resultados positivos.

La pandemia del Covid-19  que ha mantenido al mundo colapsado este pasado año 2020, nos lleva a reflexionar sobre la  importancia de la resiliencia, pues pone a prueba como nunca antes nuestra fortaleza tanto física como emocional, sobre todo en las circunstancias personales de salud familiar y de la solidaridad con la comunidad.  

En el campo de las artes, una de las mas frágiles y vulnerables expresiones culturales ante esta crisis pandémica, la resiliencia también ha sido vital para la sobrevivencia del artista que por su naturaleza requiere de mantenerse en condiciones óptimas y compensar la falta de contacto y retroalimentación con el espectador para culminar  la plena experiencia estética.  

EL ARTE SE PONE A PRUEBA EN ÉSTA PANDEMIA

No es la primera vez en la historia reciente que el arte se enfrenta a batallas, ya sea ideológicas, geopolíticas o económicas; sin embargo, y a pesar que su espíritu creador e innovador  siempre surge y sale fortalecido encontrando caminos y escenarios inexplorados,  hoy es diferente.   
  
Esto es en parte debido a la falta de financiamiento, uno de los riesgos inminentes para la actividad artística en este  tiempo marcado por los criterios tendenciosos en la distribución de los recursos.  

Los presupuestos para las artes, y inexplicablemente para la ciencia, se han visto restringidos por considerarla no esencial.  

Las políticas del gobierno, y la mayoría de la población no alcanzan a entender que es precisamente la actividad artística lo que conforma o convoca a la resiliencia de la población elevando y fortaleciendo su espíritu en estos tiempos azotados por la enfermedad y muerte. 

Recordemos, para mayor ilustración, que desde la Grecia antigua, Aristóteles introdujo el concepto de Catarsis (Khathasis, del griego que significa purificar) que se asocia con el efecto que produce una obra teatral en el espectador.  

CATARSIS DEL ARTE

La catarsis del arte hoy es toda experiencia que produce el arte en el espectador que lo lleva a un estado emocional o espiritual o de purificación para su mejor yo.  

La resiliencia tan popularizada hoy, como la catarsis del arte desde tiempos antes, bien pueden ser hoy medios para enfrentar las crisis.

Nosotros como sociedad, podemos y debemos exigir más apoyo para una oferta cultural y para el fomento a la creación artística, hoy para aliviar nuestro abatimiento y en el futuro para tener generaciones de jóvenes con valores sensibles que puedan afrontar un nuevo  orden mundial con desafíos sin precedentes  que me parece inicia con este año.   

A mi padre, el Ing. Alfredo Backhoff U., en el  aniversario de su partida. Admirable ejemplo de resiliencia.

Gretchen Backhoff

Consejera Fundadora del Ballet de Monterrey y Curadora del Proyecto DanceScape. Es investigadora y ensayista sobre Historia del Arte Coreográfico.

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