Vivaldi, sus "Cuatro Estaciones" y el 2020 que se va

En el 2021 volveremos a arrancar las máquinas a toda su capacidad, reponiendo el tiempo -medianamente aprovechado- del “home office”.

Con su talento trascendente, el genio veneciano nos describió el año entero en unos pentagramas que han cubierto el globo y disfrutado varias generaciones a lo largo de más de trescientos años.

Como fue su deseo, se enmarcó en su gloriosa e inmortal obra “Las Cuatro Estaciones”, que con su inspiración, como clérigo que fue, las encuadró en un contexto místico de sublimación y enaltecimiento.

Esas "Cuatro Estaciones" -en este lacónico 2020, sacudido por la pandemia y con la crisis económica, sin paralelo, que soportamos- hubieran inspirado al barroco maestro a plasmar tal calamidad a través de sonidos armónicos pero terroríficos, endemoniados, haciendo uso de su gran talento.

Distorsionada e impregnada por los avatares de la enfermedad, su contemporánea e imaginativa obra inmortal, estaría pletórica de tonos llenos de tristeza y de protesta para plasmar musicalmente los trágicos sucesos que nos ha tocado vivir. 

Se habría inmortalizado aún más que con su famosa obra, por lo trágico y repugnante de esta, su nueva versión.

Imaginémonos: la Primavera, inspirada en la invasión global de la pandemia y la pérdida de fuentes de trabajo. ¿Cómo sonaría esa versus la actual Primavera de su famosa "Cuatro Estaciones"?

SOBREVIVIENDO A TAN MAL MANEJADA DESDICHA

Con la inmarcesible música de tan notable compositor, hemos disfrutado, aún bajo este horroroso  infortunio, porque hemos sobrevivido a tan mal manejada desdicha y que, debido a ello hemos perdido entre sus garras a seres que marcaron todo una época o de amigos entrañables que se han bajado involuntariamente del tren, aún antes de llegar a la estación prevista.

Por otro lado, y sería fuente de inspiración, el que nos haya mantenido en la sobriedad amorosa del  hogar, a veces con temor y otras con piedad familiar, mientras deslizamos entre nuestros dedos las cuentas del rosario con que fervorosamente pedimos al Señor, tarde tras tarde, para que nos libre de tan terrible mal.

Así, pasamos el verde verano, el rojizo otoño y empezamos a transitar -entre el crujir de las hojas secas- el invierno, cuya frialdad nos aterroriza aún más.

Hoy le daremos vuelta a la página con la certeza infundada de que volveremos a escuchar "Las Cuatro Estaciones" del clérigo Vivaldi, con el mismo entusiasmo y optimismo que su música nos inculca y nos envuelve.

Con el optimismo propio de quienes vivimos en paz con el Señor, volveremos a arrancar las máquinas a toda su capacidad, reponiendo el tiempo -medianamente aprovechado- del “home office” que nos mantuvo a media velocidad pero con la inmensa esperanza que nos conservó con la frente en alto, soñando en volver a correr, cuando apenas si podíamos transitar lentamente, cual lerdo anciano decadente.

Que la energía acumulada en este forzoso trance de media velocidad y alta preocupación, nos catapulte para destruir la inercia que se nos clavó en nuestra conciencia y en nuestro actuar.

Que nos mantuvo preocupados, a medio resuello, para volver a volar, como siempre lo hicimos, cuando en este 2020 apenas lentamente caminábamos.

Gracias, con mucha piedad al Señor por habernos protegido; por haber llegado hasta hoy para disfrutar los amaneceres y que nos permitiera volver a la entrañable capacidad de crear y trascender.

Que nos haga llegar al monacal Vivaldi para que plasme en el pentagrama sus impresiones de estas actuales "Cuatro Estaciones", para la posteridad.

Que así sea.

Gustavo M. de la Garza O.

Es creador de Radio Beep, presidente de varias empresas globales y de Vívaro, única firma latinoamericana de telecomunicaciones con presencia mundial. Es uno de los cuatro principales jugadores en fibra óptica.