Y bendito tú eres
28 DE FEBRERO DE 2023
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
Hubo muchos acontecimientos en los últimos días, y por eso, a la hora de interpretar los datos de SABA Consultores, es más obligado que nunca irse al “Top of mind” de lo que captó la atención ciudadana.
Quizá haya quien se sorprenda, pero, con mucho, la cuestión central mencionada es la marcha (más bien las marchas) a favor del INE del pasado domingo.
Muy por delante, por ejemplo, del juicio a García Luna, que registró un porcentaje moderado de menciones.
Pero tanto aprobación como desaprobación y calificaciones de AMLO permanecen estables.
No hay, además, novedad alguna digna de mención en el resto de indicadores, salvo quizá la reacción a favor del PAN, tanto en el rubro partidista como a través de la persona de Felipe Calderón. Ello dentro, lógicamente, de sus magros respaldos, y probablemente fruto al menos en parte del entusiasmo derivado de las manifestaciones dominicales.
Las Cartas de Navegación Política nos siguen mostrando el largo proceso de recomposición de los respaldos de AMLO, a través de nuevas fortalezas sólidas en el dato duro de las calificaciones altas: el sureste, los de más edad, y los de menos estudios, que se unen a los habituales, que son los seguidores de Morena, y por supuesto quienes perciben apoyos. En cambio, retrocede en el centro del país, especialmente en Ciudad de México, entre los hombres, o los de más estudios.
Igualmente, se observa en las CNP un cambio en cuanto a las corcholatas.
Las tendencias ahora son convergentes y generan un cierre del empate técnico entre Claudia y Marcelo:
Esta última mejoró en el sureste, los morenistas, los de ingresos bajos, quienes aprueban a AMLO y los perceptores de programas sociales.
Ebrard solo lo hizo en los habitantes del centro del país y las clases medias.
La lectura clara es que Sheinbaum avanza entre los seguidores de López Obrador, y el canciller tiene cierto predicamento entre el denostado estrato medio, y quizá entre una oposición sin liderazgo que lo vería como la opción del mal menor.
Una conclusión es que las marchas del domingo no han interrumpido los salmos y letanías de adoración al líder y que AMLO sigue siendo dios y quizá Claudia, ahora, su profeta.
Y bendito tú eres. La viejísima tesis maniquea del conmigo o contra mí aún le está funcionando al Presidente
Y sin embargo… es precisamente el líder el que debería hacerse preguntas sobre lo que vio el domingo. Abandonar por un momento su proverbial soberbia para reflexionar y recordar, como los emperadores romanos, que es humano.
El académico Diego Valadés declaró que asistimos a un fenómeno sin precedentes en México, la movilización masiva de las clases medias defendiendo la democracia constitucional. Añadió que quien lo niegue padece ceguera histórica.
Pero precisemos: sí que hay precedentes.
El protagonismo de las clases medias, esas que tanto desprecia AMLO, no es algo nuevo. Fueron las forjadoras del gran cambio social de los años 60, y muy especialmente del inicio del declive del PRI de entonces, como fenómeno de hegemonía política.
La larga marcha hacia la democracia se inició hace décadas, y la diferencia, para disgusto de López Obrador, es que gracias a ello la situación institucional es muy distinta a la de hace cincuenta años.
Se ha ensanchado la base sociológica de estos malvados aspiracionistas, que resultan no ser una apuesta tan segura como los pobres, de cara a las pretensiones de la 4T de convertirse no solo en el partido del gobierno, sino en el nuevo partido del Estado
Las marchas fueron un éxito de asistencia y de repercusión, como demuestran los datos. Por más que los del Presidente sean estables, sería un error mayúsculo por su parte ignorar esa realidad.