Los lunes también se trabaja
Solo los desquiciados hacen fajina de sol a sol.
Por poca paga, incluso cubren las altas rentas en infames barrios de quinta, pegados a los cerros, en condiciones paupérrimas, incluso en categorías de revisión por los elementos de protección civil.
Hogares de paso, para huir al primer pretexto, embrutecidos por el calor, asfixiados ante la escalada de contaminación irrefrenable.
Priistas y panistas de medio pelo huyeron a Texas, gastan en los outlets el ahorro ocasional, el gobernador y su familia va más lejos, hasta Florida, a soñar con el happy easter.
Los comunity managers de las cuentas oficiales le hacen aparecer como si trabajara en los días santos.
Ese don se llama ubicuidad, en dos partes a la vez, maravilla de la tecnología y del cinismo.
Solo los insensatos creen a pie juntitas los dichos, cada demencial paseo en nuestra Aridoamérica.
Samuel privatiza la fe, señala los católicos celebramos la pascua, desde el país menos cristiano en sus conductas agobiantes, allá se va al culto no a la misa, allá se adora no se repiten letanías.
Allá se decepciona el tratado de la crucifixión y del resucitado, allá la mayoría es protestante.
Eso lo olvida el habitual viajero Samuel con Los García Bros.
Los lunes, al finalizar la semana mayor, también se trabaja.
Faltan menos días para el mundial 2026.
El dinero del endeudamiento infinito de las finanzas estatales corre como el río Ramos, color chocolate después de los paseantes, inmunes a las auditorias, enriqueciendo a los embrutecidos de siempre.
Las corridas extras en la central de autobuses colapsan la vialidad.
El aeropuerto convertido en mercado rodante.
- Salven las maletas.
- Paguen en oro el traslado.
- Casa a casa.
- Verso a verso.
- Robo a robo.