Trabajos que dejan huella

Pepe Macías DETONA desde Mérida: No es fácil trabajar en el sector de la discapacidad y la inclusión.

No es un sector donde puedas crecer económicamente. NO es un tema prioritario ni para políticos ni para empresas.

Además, como yo sostengo, los frutos de la inclusión que hoy sembramos, no los veremos en vida.

Sin embargo, acontecimientos como los que me sucedieron ayer, son los que me animan
a seguir.

Sigo en Mérida, trabajando para abrir ya muy pronto Diálogo en la Oscuridad

A 10 metros del museo de la luz donde estoy trabajando, está la cafetería “las maravillas”, donde amablemente nos preparan la comida para resistir la intensa capacitación que estamos haciendo.

Ayer Miranda, la encargada del lugar, se acercó a nuestra mesa para contarnos que hace 20 años vivió una experiencia bellísima en la oscuridad en el Palacio de Bellas Artes de CDMX.

Nos contó que visitó la exhibición muchas veces y que llevó a sus hijos y amigos.

Recordó que compró alguna bebida en la oscuridad, que pagó tocando sus monedas, que visitó un bosque y que tuvo un guía con discapacidad visual.

Después de 20 años, su emoción todavía era tangible.

La primera exhibición de Diálogo en la Oscuridad que llegó a México sucedió en el Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, hace 20 años.

Se lo contamos a Miranda. Ahora después de 20 años y a muchos kilómetros de la Ciudad de México, Diálogo en la Oscuridad está por abrir a 10 metros frente a su nueva cafetería.

Tengo que decirlo:

Es satisfactorio ser parte de una experiencia que se queda en la memoria de sus visitantes.
Pepe Macías

Maestro en psicología organizacional y Coach. Vive con ceguera desde los 6 años debido a la leucemia. Es colaborador de Dialogue Social Enterprise en Hamburgo, Alemania, empresa matriz de Diálogo en la Oscuridad, y una de las empresas sociales pioneras y más reconocidas de Europa. Durante 10 años ha impartido capacitación en más de 15 países en todos los continentes. Pepe es escritor en sus ratos libres. Durante una etapa de depresión, descubrió que escribir disuelve los laberintos mentales, cura el espíritu y aceita las neuronas. “Escribo lo que veo cuando los ojos no funcionan”.