Un recuerdo incómodo
21 DE FEBRERO DE 2023
EL SEXTANTE
Por Adolfo González
Como decíamos hace apenas siete días, se confirma lo que era una posibilidad cierta: el bache en la aprobación a AMLO fue pasajero.
Los datos de ayer de SABA Consultores registran un regreso general a los promedios del Presidente.
Así sucede en aprobación, desaprobación y calificaciones altas y bajas. No es ninguna novedad que los malos momentos sean pasajeros, pero sí lo es, y así hay que reseñarlo, que la recuperación coincida con un descenso en los apoyos sociales.
Dicho de otra manera, no se ha producido, o no se ha necesitado, una inyección de dinero para insuflar ánimos en la opinión pública. Una golondrina no hace verano, y desde luego esta circunstancia puntual no elimina de un plumazo la larga correlación entre dádivas y respaldos al Presidente, pero sí puede ser el inicio de un cambio de tendencia que podría tener una doble vertiente.
O bien, cosa que no creo, el romance va a dejar de ser de pago, o bien el amante está empezando a tener apuros con la lana, en cuyo caso habrá que estar atentos al desarrollo de las cosas.
Si falla el engrase, la máquina se puede resentir.
En el “Top of mind”, que es el sensor del pensamiento y la atención de los mexicanos, hay asuntos reseñables.
Junto al dominio absoluto y habitual de los conceptos relacionados con la violencia y la inseguridad, que siguen siendo y no sin razón la inquietud número uno de los mexicanos, aparece en puesto destacado el juicio a García Luna, del que ya hablamos la pasada semana, y que está resultando un auténticomuseo de los horrores de la corrupción crónica del sistema político mexicano, expuesto a la vista del mundo.
Quien se sorprenda es porque así lo quiere, no es el primer responsable de la lucha contra el crimen que es detenido y procesado por connivencia con quienes debía perseguir.
Soy de la opinión, y en esto estoy con AMLO, de que la investigación debería ir más allá, pero, ¿interesa de verdad seguir hasta la cúspide? No se puede dejar de tener la sensación de que, cuanto más arriba, peor huele. Es una especie de desagradable déjà vu, un recuerdo incómodo de algo ya vivido, que además va más allá.
Porque hay otras dos menciones, aparentemente sin relación, que no deben pasar inadvertidas.
También en los primeros puestos la situación del INE, concepto quizá espoleado por la marcha programada para el próximo domingo.
Todo parece indicar que será masiva, mal que le pese al máximo mandatario de la nación.
Las intenciones de revertir la autonomía del órgano de control electoral forman parte evidente de la política de refuerzo del ejecutivo que, entre otras cosas, está caracterizando el sexenio de López Obrador. En puesto menos destacado aparece la nacionalización del litio, cuyo anuncio a bombo y platillo no es más que el cumplimiento de un mandato constitucional, pero se aprovechó para reconvenir, una vez más, a los “conservadores, que quisieran que México fuera una colonia extranjera”.
Dádivas sociales, retórica nacionalista, refuerzo del ejecutivo, señalamiento de los “adversarios”. ¿Les suena?
Detrás de esa milonga que llaman 4T está una élite política formada, casi sin excepción, en la casta del otrora partido único.
Hace muchas décadas que esa élite se conduce por el único sistema que conoce la nación desde hace un siglo: la cooptación y el control de los agentes sociales. Ungidos que derraman prebendas entre una corrupción endémica y, de cuando en cuando, raciones de mano dura. El proyecto es el cortoplacismo con fines políticos, al mejor estilo de los presidentes de los 70, frente a cualquier intento de equilibrio racional.